Despertar es el infierno, con sus puertas
cerradas y sus temibles certezas.
Toda la noche he soñado que volvÃa a desfallecer
entre tus brazos, que desayunábamos juntos,
que nos Ãbamos lejos, muy lejos, de paseo.
El infierno es este velador, esta cama y este
closet entre los que no estás, esta ciudad
donde no te encuentro, este mundo del que
pareces haber huido.
Con las manos vacÃas, dispongo otra vez los
aparejos del sueño, y vuelvo a dormir.
jueves, abril 8
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