Esta noche no está en los planes de nadie,
se anuncia baja y larga, larga.
Para aplazar el duelo, el desquiciamiento
hemos abocado nuestros cuerpos a un deseo amargo
en un abrazo hemos deshecho el amor,
tan pronto perdimos su memoria.
En la oscuridad se escucha ya
la desbandada de los lebreles.
La cacerÃa ha empezado:
siento el terror de los esclavos, el pánico ancestral.
Vamos a destrozarnos sin ninguna convicción ni destreza
pero tan velozmente como dos iniciados.
Destruirse es un don natural:
los hombres lo hacemos demasiado bien.
jueves, abril 22
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