lunes, junio 6

Se arremolinan mis manos
desde tu vientre a tus senos,
al retrasarse tus pasos
en la frontera del sueño.
Tan inmóvil, tan callada tú,
tan voraz, tan inquieto, yo.
Pecho adosado a tu espalda
con el corazón sin frenos
en carrera de latidos,
y tus latidos tan lentos
que no consigo dejar
sincronizados los ecos.

No hay comentarios.: